lunes, 5 de noviembre de 2018

GUION PARA OBRA DE TÍTERES:


La guerra de los ratones
Autor: José Luis García
(En un extremo del escenario vemos un grupo de árboles, callados, como verdaderos árboles).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
La historia de hoy nos cuenta la historia de porqué se llevan tan mal los gatos y los ratones.
PERRO.-
(En off).
-¡Guau!
PRESENTADOR.-
Y los perros con los gatos…
(Entra el Perro).
PERRO.-
Vaya, esto me interesa. -¿Puedo quedarme a escuchar?
PRESENTADOR.-
Es algo irregular, pero…
PERRO.-
Prometo que no me haré pis.
PRESENTADOR.-
Eso es un detalle.
PERRO.-
Cuenta, cuenta; que estoy impaciente.
PRESENTADOR.-
Esto, vale…
PERRO.-
-¡Guau!
PRESENTADOR.-
-¡Guau!… Digo, no… Quiero decir… Habían una vez tres ratones. Los tres compartían una porción de tierra tan grande como la palma de mi mano.
(Muestra su mano).
Durante el inverno, cayó sobre la tierra un puñado de nieve. Los ratones comenzaron a quitar la nieve y se encontraron un pedacito de tocino del tamaño de un guisante.
(Al Perro).
Escondámonos entre los árboles…
PERRO.-
Guau, esto me gusta.
PRESENTADOR.-
-¡Guau!
PERRO.-
Veo que me entiendes.
(Se esconden ambos entre los árboles).

(Entran los tres ratones. Uno de ellos es claramente más pequeño que los otros dos. El Mayor lleva el pedazo de tocino entre sus manos).
RATÓN GRANDE.-
Deberíamos guardar este trozo de tocino para cuando tengamos hambre.
RATÓN MEDIANO.-
Efectivamente, hay que ahorrar; nunca se sabe cuándo será difícil conseguir comida. Te propongo, juicioso hermano, que se lo demos a nuestro hermano pequeño para que lo guarde y aprenda el valor del ahorro.
GRANDE.-
Sabias palabras, hermano.
(Entra el Gato).
GATO.-
Hola coleguillas… Hoy estoy más cansado que nunca. Esta noche ha sido muy larga y me he cansado como jamás lo he estado.
GRANDE.-
Si uno está cansado, hay que descansar.
MEDIANO.-
Sabias palabras, hermano.
GATO.-
Por favor, no hagáis ruido, no me despertéis.
MEDIANO.-
Seremos tan silenciosos como ratones.
GRANDE.-
Sabias palabras, hermano.
GATO.-
-¿Eh?… Da igual, sólo quiero dormir.
(El Gato se hace un ovillo sobre si mismo y queda dormido al instante).
GRANDE.-
-¿De qué hablábamos?
MEDIANO.-
De darle el trozo de tocino a nuestro hermano pequeño para que lo guarde hasta que tengamos hambre.
(El Ratón Grande se acerca al pequeño y le tiende el trozo de tocino).
GRANDE.-
Aquí tienes, pequeño.
PEQUEÑO.-
(Que coge el trozo).
Gracias.
(Se lo come en un momento. Visto y no visto, había tocino, y ahora no lo hay).
-¡Riquísimo!
GRANDE.-
-¿Qué has hecho, pedazo de ratón?
MEDIANO.-
Lo he cogido, es pedazo de ratón, porque es tan pequeño que no parece un ratón entero… -¡Un momento! -¡El muy pedazo de ratón se ha comido el trozo de tocino!
PEQUEÑO.-
Es que tenía hambre. Y dijiste que lo guardara hasta que tuviera hambre. Y yo ya tenía hambre.
GRANDE.-
-¿Y te parece bonito?
PEQUEÑO.-
Bonito, no sé; pero estaba bueno que te cagas.
GRANDE.-
-¡Esto es una infamia!
MEDIANO.-
-¡Se ha comido el tocino y encima bromea!
GRANDE.-
-¡Merece un castigo! Necesitamos un juez, que dicte sentencia.
MEDIANO.-
Eso es, una sentencia dictada por un juez.
GRANDE
El señor Gato nos servirá.
(Grande y Mediano agarran cada uno por un brazo al Pequeño y lo llevan hasta el lugar en el que duerme el Gato).
MEDIANO.-
-¡Señor Gato!
GATO.-
(Sin moverse, dormido).
Eso, un gato; un gato soy…
GRANDE.-
Necesitamos su juicio. Somos tres hermanos.
GATO.-
(Sin moverse. Seguirá así hasta que se diga lo contrario).
-¡Oh, si!, un enorme pueblo.
MEDIANO.-
Compartimos un trozo de tierra tan grande como la palma de una mano.
GATO.-
Sois toda una nación; dejadme dormir…
GRANDE.-
Encontramos un pedazo de tocino del tamaño de un guisante.
GATO.-
Extraordinario festín…
MEDIANO.-
Se lo dimos a nuestro hermano pequeño para que lo guardara.
GATO.-
-¡Qué comilón!
MEDIANO.-
(Que trepa sobre el Gato dormido).
-¡Necesitamos un castigo!
GATO.-
Sólo quiero dormir…
MEDIANO.-
(Que salta sobre el Gato).
-¡Despierta Gato!, -¡necesitamos justicia!
(Mediano sigue con sus saltos sobre el durmiente hasta que éste se levanta de un salto).
GATO.-
Sois unos bichos horribles.
MEDIANO.-
(Que cae al suelo cuando se levanta el Gato. Sin embargo, Mediano se incorpora de un salto).
Necesitamos un castigo.
GATO.-
Claro que vais a tener vuestro castigo. Os voy a comer, igual que vuestro hermano pequeño se comió el tocino.
GRANDE.-
-¡Es injusto!
GATO.-
-¿No queréis justicia?, os condeno a los tres por pesados. Venid aquí, tocinos con patas.
LOS TRES RATONES.-
(Que corren sin concierto de un lado a otro).
-¡Socorro!, -¡la justicia nos trata como a tocinos!
GATO.-
Tocinos pesados, tocinos horribles, tocinos asquerosos…
(El Gato persigue a los tres ratones. Salen todos de escena).
(El Presentador y el Perro abandonan su escondrijo entre los árboles).
PERRO.-
-¡Ha comenzado la guerra!
PRESENTADOR.-
Aunque yo preferiría que firmasen la paz.
(Entran los tres ratones, que huyen del Gato; pasan junto al Presentador y al Perro y salen de escena).
PERRO.-
-¡Cómo corren estos ratones!
(Entra el Gato y en su persecución tropieza contra el Perro y lo tira al suelo).
GATO.-
-¡Quita de en medio, adoquín!
PERRO.-
Yo no tengo nada que ver con vuestra guerra.
GATO.-
Claro que no, tienes cara de no ver nada. Pero, -¿qué hago?, -¿hablo con una piedra con pelos?
PERRO.-
Sin pelos te voy a dejar, por insolente y apestoso.
GATO.-
Tu, -¿y cuántos tocinos como tu?
PERRO.-
-¡Guau!
GATO.-
Vaya, ese ruido no me gusta nada.
PERRO.-
-¡Guau!
GATO.-
Eso lo serás tu, -¡miau!
PERRO.-
-¿Me has llamado qué?, -¿miau?; ven aquí que voy a acabar contigo.
GATO.-
Creo que no voy a esperar a eso.
(Y entre “guaus” y “miaus” entran y salen de escena con sus persecuciones; sin olvidar a los tres ratones. Todo es un correr y un gritar sin fin).
PRESENTADOR.-
Y así, por un pequeño trozo de tocino inocente, comenzó la guerra entre ratones y gatos, entre perros y gatos. Una guerra que dura siglos y que se hereda de generación a generación.
(Gritos y carreras).
Todas las guerras son tan miserables como esta. Se lucha por un trozo de tierra, por un pedazo de comida, por creernos más importantes que nuestros vecinos.
(Gritos y carreras).
-¡Basta de luchas, insensatos!, -¿no veis que termina la obra?
(Gritos y carreras en las que atropellan al Presentador y lo tiran al suelo).
PRESENTADOR.-
(Que se levanta del suelo).
La guerra, como el rascar, es fácil de empezar; pero nunca sabe uno cuando acabará.
(Entran con sus carreras y vuelven a atropellar al Presentador).
PRESENTADOR.-
Y así termina esta historia, en la que no fueron felices, ni comieron perdices…
(Entran y atropellan al Presentador).
PRESENTADOR.-
(Que se levanta).
Bueno, me voy, otro día os contaré una historia de perdices felices que no tocan las narices.
(Sale).
(Persecuciones y carreras).
FIN

ADIVINANZAS:

  1. Tengo agujas pero no sé coser, tengo números pero no sé leer, las horas te doy, ¿Sabes quién soy? Respuesta: El reloj.
  2. Blanca por dentro, verde por fuera. Si no sabes, espera. ¿Qué es? Respuesta: La pera.
  3. Antes huevecito, después capullito y más tarde volaré como un pajarito. ¿Sabes quién soy? Respuesta: La mariposa.
  4. Soy bonito por delante y algo feo por detrás, me transformo a cada instante ya que imito a los demás. ¿Sabes quién soy? Respuesta: El espejo.
  5. Oro parece, plata no es. Abran las cortinas y verán lo que es. Respuesta: El plátano.
FABULAS:

1. Las ranas pidiendo rey

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión. Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

2. La corneja fugitiva

Tras mucho tiempo intentando cazar a una corneja, un hombre consiguió al fin su premio. Para evitar que se escapara su tan codiciada pieza, le anudó un filo hilo a una de sus patas y se la llevó a su hijo como regalo. A pesar de que su pequeño dueño se desvivía por darle los mejores cuidados del mundo, la corneja no acababa de sentirse cómoda en su nuevo hogar. Una tarde, mientras el pequeño limpiaba la jaula que le servía como hogar, la corneja aprovecho que nadie la vigilaba para salir por la ventana y volar hacia el lugar en que estaba construido su nido.
Tan emocionada estaba por recobrar su libertad, que al posarse sobre su árbol, el hilo que colgaba de una de sus patas se enredó terriblemente en varias ramas. Al darse cuenta de la situación, comenzó a aletear con todas sus fuerzas, enredándose cada vez más. Prisionera en el lugar que tanto añoraba, dijo con resignación: – “¡Que tonta he sido! Por culpa de querer vivir de nuevo en libertad, voy a terminar mis días en el árbol que me vio nacer”. Moraleja: Cuanto más grande sea lo que deseamos, más grandes son los riesgos.

3. El perro, el gallo y la zorra

Hace muchísimos años, un perro y un gallo se pusieron de acuerdo para abandonar el triste lugar en el que vivían y viajar por todos los rincones del mundo. Cansados de caminar llegaron a un gran árbol, en el cual el gallo se encaramó a lo más alto para dormir más tranquilo y el perro se quedó recostado a los pies de tan magnífico tronco. Al otro día, como hacen todos los gallos, al ver la salida del sol, nuestro gallo se puso a cantar enérgicamente para anunciar la llegada de un nuevo día. Una zorra escuchó su canto y en un abrir y cerrar de ojos se plantó a los mismos pies del árbol.
Cuando vio al gallo encima, le gritó desde abajo que deseaba poder verle más de cerca y besar la cabeza del intérprete de tan encantadora melodía. Pero en vez de bajar, el gallo le pidió que le hiciera antes el favor de despertar al portero que había debajo del árbol. Antes de que la zorra pudiera decir nada, el perro se lanzó sobre ella y no le dejó nada más que el rabo. Moraleja: Si no puedes vencer a un enemigo poderoso, busca a alguien más fuerte que quiera ayudarte.


4. El viento del norte y el sol

El viento del norte y el sol disputaban sobre sus poderes, y para ver quién era el más fuerte decidieron conceder una palma al que despojara a un viajero de sus vestidos. El viento del norte empezó primero, sopló con violencia, pero el hombre apretó contra sí sus ropas, el viento del norte asaltó entonces con más fuerza, pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. El viento del norte, vencido, se lo entregó al sol. Este empezó a iluminar suavemente y el hombre se despojó de su segundo vestido, luego lentamente le envió sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino. Moraleja: Es mucho más poderosa la persuasión que la violencia.

5. El lobo orgulloso y el león

Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en el horizonte, y, viendo su sombra bellamente alargada, exclamó: – “¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales! Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo: – “La presunción es causa de mi desgracia”. Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.
RIMAS:

1)

 2)
 3)

 4)
5)



TRABALENGUAS:

1. Trabalenguas de las llaves:

El anillo del llavero
no tiene llaves.
¿Quién se ha llevado las llaves
del anillo del llavero?

2. Trabalenguas del cielo enladrillado

El cielo está enladrillado.
¿Quién lo desenladrillará?
El desenladrillador que lo desenladrille,
buen desenladrillador será.

3. Trabalenguas fácil de las cerezas

Cerezas comí,
cerezas cené.
Tantas cerezas comí,
que me encerecé.

4. Trabalenguas difícil corto de Pablito

Pablito clavo un clavito
¿qué clavito clavo pablito?

5. Trabalenguas corto del Ornitorrinco

Ornitorrinco, ornitorrinco,
atrévete y pega un brinco.

LEYENDAS:

1. Nessie

Mejor conocida como “El monstruo de Lago Ness”, esta leyenda forma parte del folclore escocés y cuenta la historia de una criatura gigante con apariencia prehistórica, que apareció por primera vez en el siglo XVI en el Lago Ness, pero que ha sido vista incluso en épocas recientes. La leyenda retomó fuerza cuando aseguraron verlo en el año de 1933, lo que ha inspirado distintas películas y mantiene en suspenso a quienes visitan el lago.

2. El molino de sal

Está leyenda nórdica cuenta que hace muchos años existía un gigante que tenía un molino mágico. El molino era pequeño y podía producir sal. Un día, el gigante se lo regala a una mujer viuda y a su pequeña hija. Ambas trabajan con el molino y obtienen tanta sal que pueden venderla al pueblo. Desafortunadamente un duende, celoso del molino, lo roba y lo arroja al mar. Y por está razón el agua del mar es tan salada.

3. Robin Hood

También conocido como el “príncipe de los ladrones”, Robin Hood es de los personajes ingleses más conocidos en las leyendas de la cultura occidental. Su historia se ha inspirado en distintos personajes, aunque uno de los más mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo XIII. Los registros escritos sobre Robin Hood se han ubicado desde el siglo XIII, aunque ganó popularidad a partir del siglo XV.
Se trata de un hombre que se enfrentaba con los ricos para defender a los pobres. Sin que se dieran cuenta, le quitaba pertenencias a los primeros para dárselas a quienes las necesitaban más; siempre en compañía de su traje verde, su arco y sus flechas.

4. La Llorona

Otras versiones cuentan que se trata de una representación de La Malinche, mujer que ejerció como traductora e intérprete de Hernán Cortés durante “la conquista” de América. En este caso, el grito de sufrimiento tiene que ver con que algunas versiones del proceso de colonización, han atribuido injustamente a la Malinche la responsabilidad sobre lo ocurrido.



5. Tanabata
En esta leyenda japonesa, Orihime (que significa princesa que teje) era hija de de Tentei, el señor del Cielo. A este último le encantaba la ropa que Orihime tejía; pero ella, en cambio, se encontraba desanimada porque gracias a su duro trabajo, no había tenido la oportunidad de enamorarse. Tentei, preocupado, le presenta a Hikoboshi, de quien se enamoró perdidamente. Al casarse, ambos dejaron de cumplir con los mandatos de Tentei, con lo cual el señor del Cielo termina por separarlos.
Ante las lágrimas de Orihime, Tentei les permitió encontrarse al séptimo día, una vez terminadas sus responsabilidades (por eso el nombre de Tanabata, que significa “Noche del séptimo”). Pero para esto tenían que atravesar un río donde no había puente. Ella lloró tanto que una bandada de urracas se acercó para hacer de puente con sus alas. Actualmente, existe un festival en Japón que se llama Tanabata, o Festival de la Estrella. Según la leyenda este es el día en que los amantes que han sido separados se reencuentran.
CHISTES:

- Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo?
- No sé hijo, pregúntale a tu abuelo...

Había una vez un hombre tan pequeño que se subió encima de una canica y dijo: ¡El mundo es mío!
 
La maestra:
- Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta otra 6 naranjas ¿Qué tengo?
- Unas manos enormes, señorita.

 

Esto son dos mosquitos que van en una moto y el de atrás le dice al de delante:
-¡Oye, para, que se me ha metido una mosca en el ojo...!
 


viernes, 2 de noviembre de 2018

Fábula infantil:

El niño y los dulces

Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo. 
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión. 
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

domingo, 28 de octubre de 2018


POESIA LOS RATONES REVOLTOSOS:


Dentro de su ratonera
dos ratones revoltosos,
ven al gato adormilado
que está cerrando los ojos.

Cada uno por un lado,
le están tirando del rabo,
el gato se ha dado cuenta
pero se hace el despistado.

Le tiran de las orejas,
el gato con gran paciencia
las mueve a modo de aviso.

Le han cogido los bigotes
le están haciendo cosquillas,
el gato mueve el hocico
y en su boca un ratón pilla.

El otro se vuelve loco,
grita dando grandes saltos:
'Suelta a mi amigo ratón
que sólo estamos jugando'.

El gato de buen humor,
riéndose a carcajadas,
saca el ratón de su boca
después le sopla a la cara.

Huyendo a la ratonera,
los dos corriendo se han ido,
el gato cierra los ojos
y se duerme divertido.

Cuento el patito feo:
Autor:

Edades:

A partir de 4 años
Valores:

Humildadbondad,no juzgar por las apariencias.

Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El nacimiento de los polluelos de mamá pata. Llevaba días empollándolos y podían llegar en cualquier momento.
El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…¡cuac, cuac! y vio al levantarse cómo uno por uno empezaban a romper el cascarón. Bueno, todos menos uno.

- ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a mamá pata.
- No importa, le daré un poco más de calor para que salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente diferente al resto. Era grande y feo, y no parecía un pavo. El resto de animales del corral no tardaron en fijarse en su aspecto y comenzaron a reírse de él.

- ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto.

- ¡Vete, no quiero que estés aquí!

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante el rechazo de todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su fealdad, quisieron ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto estuvo el patito de correr la misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle.

- ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y una gallina. Pero como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de pájaros grandes que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros, sino cisnes.
- ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía siendo un animalucho feo.

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de mucho frío se metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por ser un pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse de allí.

E
l resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de hambre también. Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para contemplar las flores, que comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos que había visto una vez hace tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde estaba la imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces eso quería decir que… ¡se había convertido en cisne! O mejor dicho, siempre lo había sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había negado y aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de acostumbrarse.